Época: Renacimiento2
Inicio: Año 1400
Fin: Año 1500

Antecedente:
Un nuevo sistema de representación

(C) Victor Nieto y Alicia Cámara



Comentario

El relieve de Donatello, realizado hacia 1420, con el tema San Jorge y el dragón (Florencia, Orsanmichele); constituye un avance considerable en la definición de un espacio perspectivo monofocal. Y lo mismo sucede con las terceras puertas del Baptisterio Florentino (1425-52) realizadas por Ghiberti en las que se produce un cambio sustancial con respecto a las puertas que realizó tras ganar el concurso de 1401. El formato rectangular de los relieves, al tiempo que rompe con la forma lobulada tradicional, subraya el esquema perspectivo desde el que se proyectan las diferentes composiciones. En estos relieves el escultor introduce, como fondos escenográficos de las composiciones, arquitecturas de tipo clásico plasmadas en una visión perspectiva. Pero, además de este recurso como medio para articular una perspectiva de carácter lineal, la técnica del relieve se adapta para subrayar este sistema de representación.
En uno de los relieves, El sacrificio de Isaac, por ejemplo, la escena se representa en un escenario natural. El efecto de profundidad, plenamente logrado, se plantea a través de diversos convencionalismos que permanecerán vigentes durante mucho tiempo en el arte occidental.

Uno de ellos es la disminución gradual de la escala de las figuras a medida que su emplazamiento se halla más distante del punto de visión. Otro, de carácter específicamente escultórico, es la forma de acometer el relieve. Ghiberti ha representado con un relieve claramente destacado las figuras que se hallan en primer término, haciendo cada vez menos destacado este relieve a medida que el objeto o la figura se halla más alejado del espectador. Por último, los contornos, la concreción de los detalles de las figuras y objetos, muy precisa y definida en los del primer término, se difumina y hace imprecisa a medida que dichas figuras y objetos se hallan más distantes.

Esta solución que comporta, en cierto modo, un sentido pictórico de la representación la encontramos igualmente en uno de los conjuntos de pinturas al fresco en los que se plasma un manifiesto del nuevo lenguaje y una ruptura definitiva con los convencionalismos preexistentes: la decoración de la Capilla Brancacci, en la iglesia del Carmine en Florencia. Masaccio en estas pinturas, realizadas entre 1424-27, desarrolla una revolución como no se había producido otra desde Giotto, si bien también ha de concederse un papel importante a Masolino que también interviene en esta decoración y con el que Masaccio contrae, en algunos aspectos, una deuda evidente.

En las composiciones de Masaccio la luz cumple un papel fundamental como elemento modelador y configurador de los volúmenes, como, por ejemplo, en las figuras de Adán y Eva de La Expulsión del Paraíso. Además, el juego combinado de luces y sombras, se convierte en un elemento imprescindible para la determinación del espacio pictórico. En El Tributo la escenografía arquitectónica situada a la derecha configura una perspectiva lineal ordenada de acuerdo con el principio de la pirámide visual cuyas líneas confluyen al punto en el que se sitúa el punto de fuga y que coincide con la cabeza de Cristo. En las figuras puede apreciarse cómo Masaccio se ha servido de modelos de la escultura clásica, proporcionándoles una monumentalidad y volumen firme y compacto en clara contradicción con las proporciones estilizadas de los modelos del Gótico Internacional dominantes en la pintura preexistente.